Epólogo
Jose luís
El término bipolar, si bien nació como un indicador de una enfermedad psiquiátrica, bien nos vale para referirnos a un grupo de personas que interpretan la realidad de formas distintas según en el polo que estén. Y esta es nuestra forma de movernos por la vida de un polo al otro. Si bien todo el mundo oscila entre la luz y la oscuridad, nosotros lo hacemos de manera más abrupta, más intensa. En nuestras subidas alcanzamos alturas vertiginosas, momentos de epifanías, certezas absolutas y euforia desbordante. En nuestras bajadas, en cambio, descendemos a profundidades de pesimismo y desesperanza, donde todo parece perder sentido. Pero no nos definimos por estos extremos. Nos define el intento de comprenderlos, conectarlos y darles un significado. Somos cartógrafos de una realidad dual que de tan intensa, a menudo nos asusta y nos transforma. Yo creo que si logramos controlar la subida, podremos investigar con tranquilidad esos nuevos planos y traer a la tierra los frutos obtenidos. Que para eso somos la categoría de enfermos con más alto porcentaje de creativos. Lo que estás escuchando es una invitación a compartir este viaje. No es un manual ni una guía estricta. Es más bien un mapa trazado a partir de vivencias, reflexiones y descubrimientos. No pretende ofrecer verdades absolutas, sino puntos de referencia, señales para orientarse en un terreno desconocido. Aquí no hay enfermos, sólo personas tratando de entender y navegar entre la luz y la oscuridad. El término bipolar suele utilizarse para describir una condición clínica, pero en este libro trasciende esa definición. Aquí la bipolaridad se presenta como una forma de ser, una manera de explorar los límites de la conciencia humana. Cada subida es una oportunidad para ver el mundo desde una perspectiva más amplia. Cada bajada, aunque indeseada, una ocasión para aprender a resistir y buscar herramientas que nos ayuden a no quedarnos atrapados en su oscuridad. Así, el bipolar no es solo alguien que oscila entre dos polos, es alguien que busca el equilibrio entre ellos. Aunque la bajada sea un lugar que nadie quiere habitar, encontrarás una fuerza inesperada en tu capacidad de soportarla. A veces es necesario atravesar el miedo para descubrir que incluso en los momentos más oscuros, la chispa de luz sigue ahí, esperando a que estés listo para verla. No digas que estás perdido. Di que estás buscando sentido en lo desconocido. Nuestras experiencias, aunque duras, son ricas en enseñanzas. Cada subida trae consigo una expansión de la conciencia. Cada bajada nos obliga a confrontar nuestras sombras y a descubrir formas de no dejar que nos definan. Somos exploradores de territorios superiores e inferiores y por eso necesitamos tantas herramientas para mantenernos anclados. Familia, amigos, terapeutas, medicación e incluso los espacios de seguridad que nos brinda un internamiento. Pero también, y más importante, el respeto, valor y compasión hacia nosotros mismos. A través de estas conectaremos esos polos que parecen opuestos y puede que aprendamos a construir los puentes necesarios para recorrerlos. Reflexionaremos sobre las herramientas que nos ayudan a mantenernos a flote el amor, la compasión, la paciencia con uno mismo Y sobre todo, aprenderemos a mirar esta condición no como una condena, sino como una oportunidad para el autoconocimiento y la transformación profunda. Este cuento que yo te cuento no es el relato de una hazaña ni la exposición de una teoría. Es sencillamente un gesto de confianza, una mano tendida, una invitación a compartir este viaje. Si alguna de estas reflexiones resuena en ti. Si reconoces en ellas alguna parte de ti mismo o de alguien querido, entonces este viaje también es tuyo. Así, entre la subida y la bajada, entre el caos y el equilibrio entre la luz y la oscuridad, encuentras las claves para comprenderte. Soportar la bajada, abrazar la grandeza de la subida y habitar plenamente la realidad que nos sostiene.